"Mala suerte"
Leí por ahí: "a ese conjunto de eventos interconectados, de tal manera que si uno de ellos no hubiese ocurrido el presente sería distinto, se le conoce como destino. Este es el mío". Hoy, aquí, ahora, no puedo estar más de acuerdo. En retrospectiva, no me caben en las manos las veces que he estado obsesionada con un resultado, con algo que quiero que pase y que, por un conjunto de eventos que llamaremos "mala suerte", nada sale como quiero, pero siempre como lo necesito.
Para mí, Doña Terquecia, que me pongo tan cansona que ni yo me soporto pero ni así escarmiento para salir del tema que me fijo, que soy una tercade mierda, es duro reconocerlo y admitir además que planifico con una visión tal vez modesta, como quien tiene un concepto algo estrecho de sí mismo. Me autocritico cuando me veo agarrando mucho vuelo y al mejor estilo yunque me traigo a tierra (calmaos, estoy trabajando en eso).
Para mí, Doña Terquecia, que me pongo tan cansona que ni yo me soporto pero ni así escarmiento para salir del tema que me fijo, que soy una terca
La verdad nunca me arrepiento de nada, estoy convencida de que siempre tengo algo que aprender de todo, pero entiendo que puedo tener maneras más amables, incluso más prácticas para conducirme por la vida, no tiene que ser tan a los coñazos golpes. Después de resueltos los rollos, me gusta mirar hacia atrás con ojos de quien levanta un reporte de una situación para armar un procedimiento y, en retrospectiva, noto que la vida siempre me puso señales que decidí ignorar porque no eran lo que quería leer.
Yo creo que las señales de la vida más que ser vainas místicas que responden a un destino o a la gestión de algo supremo, se presentan a través de las lecturas de uno mismo, de los pensamientos recurrentes, de las motivaciones, de lo que se siente. Siempre estuve desconectada de mis sentimientos y absolutamente sometida a lo que pienso, de haberme escuchado mejor o de una manera más íntegra, seguramente no habría perdido tanto tiempo obsesionada estúpidamente.
Siempre me he vanagloriado por mi habilidad de lograr "todo lo que quiero", pero en la misma medida soy estupenda haciéndome de la vista gorda cuando teniendo "todo lo que quiero" no me siento como esperaba y en lugar de soltar, me obligo a disfrutarlo. No recuerdo un gran logro, de esos prediseñados, que me haya hecho sentir plena o feliz (nombremos algunos cliché para los que me preparé, como la graduación o un ascenso) mas sí recuerdo y me hacen sonreír/erizan la piel/aguarapan los ojos cosas que sucedieron fueran de mi control, que me mostraron algo humano, algo conmovedor, algo real.
Conocimiento es poder. Todo está bien, estoy en mi mejor momento. A mi "mala suerte" doy gracias por llevarse mis miedos, mis dudas, mi falta de confianza, por ponerme en situaciones que me han permitido revelar de qué estoy hecha, en fin: por ser lo mejor que me ha pasado en la vida.
Siempre me digo a mi mismo: “mi mismo, trata de disfrutar las cosas, así no sea lo que querías para este justo momento. Si luego llega, ni te vas a enterar por andar de pendejo lamentándote por una vida perfecta que nunca va a existir”. No siempre me hago caso, pero hago el intento.
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