El título perdido
Este es el sustazo de la semana (y de la vida): llamé al gestor que está apostillando mis papeles y me dijo que su contacto en el registro -el que tenía mis papeles- estaba desaparecido, nivel “le voy a montar cacería en la oficina a ver si lo pesco”.
Contexto:
Finalmente tomé la decisión de emigrar, mitad porque me rendí y mitad por presión. Me rendí con el país; fue difícil entenderlo, asumirlo y resignarme, pero ya tengo claro que mis sueños no serán -al menos no pronto- y la presión de que en dos años tendré 30 (T R E I N T A) me hace urgente el tener el terrero arado para hacer a mayor escala lo que se me antoje.
El caso:
Recordé el frío que sentí en el estómago al colocar mi título en manos del gestor, me dije "debí saberlo" y quedé anulada, como cada vez que recibo una mala noticia. Pasé unos 45 minutos mirando al vacío sin sentir nada, sólo pensando en que:
1. Con o sin título mi decisión de emigrar está tomada.
2. A qué otros oficios podría dedicarme sin ese aval. Empecé a imaginar mi vida siendo escritora o diseñadora y luego...
3. Caí en cuenta que no soy capaz de vender siquiera un pan o una torta porque jamás aprendí a cocinar, ni tampoco de ganarme la vida cantando en un metro o calle porque no he perdido la pena.
4. Aquel regaño mental...
Por mi propia paz evadí el asunto (no ganaba nada haciéndome semejante mente) y puse mi atención en aprender a andar mi cámara nueva. Como a las 8 p.m. me dio la respectiva lloradera por la situación.
Dato aleatorio:
Odio llorar en público, básicamente, porque creo que la única persona capaz de consolarme soy yo. Cuando lloro necesito estar sola para "conversar" conmigo, descifrar el origen de mi llanto y poder ayudarme.
Entonces:
Yo me repetía que el título es sólo un pedazo de papel como cualquier otro, y concluí que, sí, yo estaba llorando por los tres años que estudié para tenerlo, también por el polo que me eché las horas que viajé a Coro para registrarlo, pero entendí que lloraba especialmente porque sin él se destruye esa sensación de seguridad que he construido/encontrado en mis rutinas, y se me ha vuelto necesaria porque la entiendo como mi estabilidad, ya que si bien me da igual si me dicen licenciada, Salma o cosita, debo admitir que no sé estar sin trabajar, sin saber que "me estoy ganando la vida" y asocio eso directamente al título, pues, soy más estructuradita de lo que aparento.
Lo que toca:
Las sensaciones son impresiones, puedo construir una estructura tan sólida como esta sólo que en vez de basarla en un papel, crezca en la certeza de que de cualquier forma podré ganarme la vida y sentir que merezco lo que tengo. Aún no sé dónde está el título, pero just in case, ya hice el ejercicio de imaginar a qué me dedicaría si nunca me hubiese graduado y bien podría convertirse en un plan. Optimista quién.
Yo realicé la gestión de apostillar sin gestor e igual sentí miedo al dejar el titulo en el registro (se escucha cada cuento) pero como soy un poco paranoica me fui hasta la universidad y pedí algún papel que hiciera la misma función del titulo en caso de... Entonces, querida Salwa no te tortures que el pergamino aparecerá y si no pues, en tu universidad seguro te pueden ayudar y así no tendrás que aprender a preparar tortas para ganarte la vida o quizá cantar en el metro.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias por tus palabras, querida. Ya apareció y lo tengo conmigo *le vuelve el alma al cuerpo*
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