Autocorrector desactivado

El auto-corrector coloca una palabra que predijo por creer que era la adecuada. De la misma forma, nuestros miedos y pre-concepciones de lo que es adecuado o no, del exceso de pasado y de futuro meten la mano cuando vamos a tomar decisiones. Probé demasiadas veces el sabor amargo del error fatal de ser mi propia traba, del auto-reproche y decidí que más nunca me pasaría.

Hoy es el único hoy que tendré. Lo vivo, no me planeo, no me bloqueo, no me pre-diseño. 

Cuando siento algo intenso, lo dejo apoderarse de mí. Perdí el temor a sentir (y ahora, áspera, temo a ser insensible).

Cuando tengo miedo, lo libero. Aprendí que el miedo más grande es a tener miedo, y al final es estúpido porque jamás logra detenerme, sino todo lo contrario.

Cuando hiervo de ira, no me juzgo: me consumo. Si la corto por partes la ahorro y me toma más tiempo gastarla.

Cuando me apasiono, me entrego (a pesar de que lo afirmo, esto todavía es un reto). Aprendí a que no existe después.

Perder, ganar, sufrir, ser feliz, todo es una decisión. Ya no le temo a destinos inciertos, ni rumbos en los que no tengo ningún tipo de plan o control. No hay reglas, no hay plan macabro ni plan excepcional. 

Sólo soy yo, sucediendo.


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