Entradas

Mostrando las entradas de febrero, 2016

14 de febrero

En el mundo existen dos tipos de personas: los que aman esta fecha y los que la odian. Los que la odian obviamente lo hacen porque no pueden celebrarla, por lo que ese odio cesará eventualmente.  De 26 días de San Valentín que llevo en el mundo, he celebrado el día de los enamorados cero veces, por esta razón, solía formar parte del segundo grupo: el de los love haters. Mi odio tenía (como cosa rara) dos orígenes  1. Me sacaba la piedra molestaban todas las empalagoserías de este día, los regalos vacíos, la gente besándose en todas partes. 2. Me daba una profunda envidia no estar viviendo todo eso que "me molestaba". Este día era como el paso de factura del tiempo diciéndome "de nuevo fracasaste". Tengo amigos geniales, por lo que celebrar el día de la amistad siempre fue excelente, pero en el tiempo en que mis amigos empezaron a emparejarse o irse del país y empecé a pasarla completamente sola, las molestias se volvieron más intensas.  Soy una p...

El tiempo del amor es perfecto.

No sé si ustedes, pero del único tiempo perfecto que he escuchado hablar, es el de Dios (#ColegiosCatólicos #CreyentesPopulares #SerCatolicoEsCool) pero a la hora de hablar del amor, la visión común no te dice que respetes sus tiempos, sino que te planifiques. Todo lo referente al amor es visto como un plan cuya logística es pre-diseñada a detalle: el encuentro, el conocimiento de las partes, el engagement, el sexo... todo motivado por la mera fe de un supuesto que, pese a todos nuestros esfuerzos, no controla(re)mos: el futuro *inserte eco y truenos*. Si bien es cierto que en el presente estamos sembrando lo que cosecharemos después, no hay predicción acertada, ni escritura firmada, ni fórmulas exactas cuando de por medio está otro ser humano, con otro cerebro, con otro corazón con deseos, motivaciones y pensamientos igual de fuertes que los nuestros.  El común denominador en las relaciones es ese empeño en tener un sueño definido y condicionar al otro para que forme part...

Autocorrector desactivado

El auto-corrector coloca una palabra que predijo por creer que era la adecuada. De la misma forma, nuestros miedos y pre-concepciones de lo que es adecuado o no, del exceso de pasado y de futuro meten la mano cuando vamos a tomar decisiones. Probé demasiadas veces el sabor amargo del error fatal de ser mi propia traba, del auto-reproche y decidí que más nunca me pasaría. Hoy es el único hoy que tendré. Lo vivo, no me planeo, no me bloqueo, no me pre-diseño.  Cuando siento algo intenso, lo dejo apoderarse de mí. Perdí el temor a sentir (y ahora, áspera, temo a ser insensible). Cuando tengo miedo, lo libero. Aprendí que el miedo más grande es a tener miedo, y al final es estúpido porque jamás logra detenerme, sino todo lo contrario. Cuando hiervo de ira, no me juzgo: me consumo. Si la corto por partes la ahorro y me toma más tiempo gastarla. Cuando me apasiono, me entrego (a pesar de que lo afirmo, esto todavía es un reto). Aprendí a que no existe después. P...

(Des)nublarse

Enero fue un mes, digamos "chimbo", por ser generosa. Entre que pasé más de la mitad del mes en ese letargo febril de no saber si duermes o vives (tuve dengue hemorrágico, y no quiero caer en detalles, pero fueron días de intensa incomodidad macabra en el cuerpo como no recuerdo haberlos vivido antes), mi re-inserción en la rutina, la adaptación a rollos cotidianos a los que había decidido darles vacaciones también, la frustración de problemas viejos apareciendo como plastas en la puerta de la casa, el caos de vivir como Venezolana, que es un año nuevo y mis ganas de todo se ven frenadas por el reposo impuesto, que esto y lo otro... en fin, no quiero que este sea un post pesimista, así que yendo al grano: mi cabeza albergó estruendosos gritos por tanto tiempo, que me desesperé. En mí, la desesperación ocurre como una explosión que después sólo deja ruinas. Lloré por horas hasta que me cansé, tal vez solté un par de groserías maracuchas para destilar mi veneno y después s...