Estoy muy vieja para esto.
Me gusta pensar en la vejez como un cúmulo de magia (años, experiencias, achaques) que te permite ser resuelto. Ser resuelto poco tiene que ver con fachadas, sino con usar lo que tienes a tu favor. Muchas veces no sabes lo que tienes hasta que te toca usarlo o desarrollarlo, pocas veces te recompensas por ello. Hoy (culpemos a la luna llena) estoy en un humor de darme una palmada en la espalda y otorgarme el derecho de rechazar cosas para las que ya no tengo energía o curiosidad. - Adornar opiniones. - Callarme cosas importantes - No respetar mis sentimientos (este es el punto más difícil, porque estoy muy acostumbrada a hacerme bullying) - Engancharme en situaciones que no me llenen - Pensar en mí de último - Hacer cosas por “quedar bien”. - Tener poses: es agotador sostenerlas. - No tener tiempo para hacer cosas que amo: vamos, es una falta de respeto hacia uno mismo darle prioridad a todo menos a eso que te enciende. - Hacer cola: no ...