El título perdido
Este es el sustazo de la semana (y de la vida): llamé al gestor que está apostillando mis papeles y me dijo que su contacto en el registro -el que tenía mis papeles- estaba desaparecido, nivel “le voy a montar cacería en la oficina a ver si lo pesco”. Contexto: Finalmente tomé la decisión de emigrar, mitad porque me rendí y mitad por presión. Me rendí con el país; fue difícil entenderlo, asumirlo y resignarme, pero ya tengo claro que mis sueños no serán -al menos no pronto- y la presión de que en dos años tendré 30 (T R E I N T A) me hace urgente el tener el terrero arado para hacer a mayor escala lo que se me antoje. El caso: Recordé el frío que sentí en el estómago al colocar mi título en manos del gestor, me dije "debí saberlo" y quedé anulada, como cada vez que recibo una mala noticia. Pasé unos 45 minutos mirando al vacío sin sentir nada, sólo pensando en que: 1. Con o sin título mi decisión de emigrar está tomada. 2. A qué otros oficios podría ...